Ayudantía Saúl

sábado, 15 de mayo de 2010

Lacan - La Carta Robada


La teoría lacaniana, según Thibaut e Hidalgo, expande la concepción de Freud del psicoanálisis, permitiéndole resolver aquellas “resistencias” donde se había quedado empantanada. En el caso de la compulsión a la repetición, fenómeno que no es solo válido para la terapia sino que también para la vida cotidiana, la noción lacaniana permite ir más allá de ver a la compulsión a la repetición como resistencia en terapia. Dice que ésta se juega no solo en el fenómeno imaginario de la transferencia y la contratransferencia, sino que primordialmente en el orden simbólico y en las leyes de este orden.

“el sujeto sigue el desfiladero de lo simbólico…no sólo el sujeto sino los sujetos, tomados en su intersubjetividad…modelan su ser mismo sobre el momento que los recorre la cadena significante”… “el desplazamiento del significante determina a los sujetos en sus actos, en su destino, en sus rechazos, en sus cegueras, en sus éxitos y en su suerte, a despecho de sus dotes innatas y de su logro social, sin consideración del carácter o el sexo y que de buena o mala gana seguirá al tren del significante como armas y bagajes, todo lo dado por lo psicológico” (Lacan, 1956).

Así como en el cuento de “La Carta Robada” de Poe, el Ministro D no pudo más que repetir el comportamiento de la Reina (no hablar de la carta, hacerse robar la carta) y la policía como el Rey no pudieron más que no ver, por la posición en que esa carta, como significante, los ponía subjetivamente; así cualquier persona es determinada en su posición subjetiva (lugar desde el cual se le puede hablar a los demás) por los significantes amos con los cuales, la mayor de la veces sin saberlo, se identifica y con que se dirige a y es hablado por un Otro. Ya para las personas, por ordenarse bajo lo simbólico, no existe el azar ni la suerte en sus propios comportamientos, cada decisión es una “compulsión a la repetición”.

Según esto, ¿cuál es la meta que nos pondríamos en análisis? ¿Es que el sujeto se dé cuenta de que no hay cadena de significantes que en verdad puedan dar una respuesta a su condición de sujeto? ¿Es el aliviar el malestar provocado por una posición subjetiva que choca con la realidad cotidiana de la persona? ¿Es buscar la revelación en el habla de la persona para mostrarle que es lo que falta en su discurso, qué es lo que quiere? Thibaut e Hidalgo (2004) dicen que el psicoanálisis se revela desde Lacan como algo que “ya no se trata únicamente de que lo no consciente diga con claridad qué quiere, sino de promover una reubicación global del sujeto respecto de aquel discurso o de proponerle, en suma, que pueda atenerse a asumir tanto las posibilidades como las responsabilidades de aquella parcela de soberanía que pueda estarle reservada – a condición, por cierto, de recorrer el camino y experimentar sus meandros, vías libres, desvíos y prohibiciones”. Aceptar o cambiar quién se es. ¿Están todos dispuestos a este camino? ¿Es el psicoanálisis, en general, una terapia que llega menos a un fin, en comparación con otras terapias, por esta misma razón? ¿Por qué?

Por Felipe Parra Galaz.

3 comentarios:

  1. Quiero tomar una frase planteada por Felipe que me parece muy interesante y central, relacionada a la meta que nos pondríamos en el análisis: ¿Es el aliviar el malestar provocado por una posición subjetiva que choca con la realidad cotidiana de la persona?. Creo que esta frase se puede relacionar con el darse cuenta del paciente de que "es lo que hay" en relación a la posición y la historia que ha conformado. Es más un aceptar que un cambiar quién se es, en ese sentido creo que es más provechoso para la vida cotidiana lo que es central en la cura provocada por el análisis, según mi punto de vista.
    La cotideanidad es algo que debe captar nuestra atención, ya que fianlmente es en el ámbito en que nos movemos, por como elevado o teórico que parezca. Por ejemplo el llorar en una sesión no es algo que no tenga relevancia para la persona que lo vivencia, independiente de las razones, es una acto que contiene bastante de la posición que la persona tiene en su discurso y en sus relaciones.
    En este sentido rescatar la posición subjetiva de la persona, entenderla y asumirla me parece mejor que cambiarla ya que permite que el paciente se haga cargo de las decisiones y situaciones que ha vivido.

    ResponderEliminar
  2. Yo estoy de acuerdo con lo planteado por Viviana, y para esto quiero citar lo planteado en la discusión sobre “Aceptar o cambiar quién se es. ¿Están todos dispuestos a este camino?”. Creo que mas que cambiar quien uno es, es a través del análisis lograr ver la posición subjetiva con que la persona vive, la cual muchas veces puede implicar un sufrimiento para la persona, puede estar interfiriendo con la vida cotidiana de la persona. Por lo que en este sentido la meta del análisis en cuanto proponer un cambio de posición subjetiva, no es cambiar quien uno es, sino como uno se posiciona frente a la vida logrando una modificación para poder disminuir el sufrimiento. No implica tan solo conocer, y aceptar nuestra propia posición subjetiva si no que es también trabajar desde ella, generando así cambios en cómo me enfrento a las distintas situaciones de la vida. Como se dice en el texto el desplazamiento de los significantes determina a los sujetos en sus actos, cegueras etc. Por lo que en la medida de ahondamos y exploramos nuestra propia posición subjetiva, como somos determinados cada uno por nuestros propios significantes, nos permiten descubrir y asumir en cierto sentido un control sobre nuestra vida, es hacerse responsable de lo que uno es, pudiendo generar un cambio desde esto.
    Por otro lado el ampliar la concepción de compulsión a la repetición viéndola más allá que resistencia es esencial, como hemos visto en clases implica entender como toda nuestra vida y el análisis está marcado por ella. Ya que en la medida que repetimos, esto no involucra vivir una experiencia exactamente igual a la pasada, sino que también involucra descubrir nuevas cosas e ir elaborando, lo cual por lo tanto es un elemento esencial para el análisis.

    ResponderEliminar
  3. Al leer el tópico de la compulsión a la repetición, y en relación con la temática del "cambio" ocurrido en los pacientes, en torno al análisis, se viene de inmediato a mi mente la espiral hegeliana. En este sentido, porque creo que lo que ocurre en terapia, y en nuestras vidas personales ocurre en torno a un "pivote" como nombraba lacan, ante el cual siempre estamos girando, pero respecto del cual, cambiamos nuestra perspectiva, en el análisis. Es como el avance en la espiral, que si bien permite "subir" de nivel, se vuelve al mismo punto de partida, pero "mas elevado". Este eje "inamovible" sería para mí el significante amo al cual cada cual estamos anclados, pero frente al cual podemos situarnos desde distintas perspectivas.
    En relación con lo anterior, pienso que el cambio que ocurre en los pacientes y en nosotros mismos finalmente, es lo suficiente como para movilizarnos hacia la búsqueda de estas distintas "posiciones subjetivas", pero que sin embargo, se organizan todas en torno a un eje central, aquello que nos dio el origen como "sujetos"
    En este sentido pienso que la dirección de la cuera debe ser en parte dirigida por este buscar que el paciente "cambie" pero en sus propios términos, nunca imponiéndole un ideal.
    ahora bien, respecto al fin de análisis, creo que no tiene que ver tanto con el tipo de terapia, si el fin llega o no, sino con la postura tanto del analista como del paciente respecto a lo que significa "el analisis". En este sentido, me hace más sentido, pensar que el análisis es un proceso que dura toda la vida, y que no se acaba simplemente cuando se deja una terapia (si es que se termina oficialmente o no), y que en este punto, el fin de una terapia, solo correspondería a un paso más, de nuestra evolución interna.

    ResponderEliminar